Como toda practica invasiva que consiste en introducir un objeto extraño a través de la piel supone un grado de dolor.
Este dolor es variable en función de la zona que se perfore y de la tolerancia al dolor que tenga la personas que va a ponerse un piercing.
En la oreja, las zonas mas dolorosas para perforar son las que se realizan en el cartílago, por ejemplo en el piercing transversal, rook, tragus o snug y las menos dolorosas las que se hacen en el lóbulo ya que en esta zona existen menos terminaciones nerviosas.